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Musicoterapia y cerebro

Cuando escuchamos música o tocamos un instrumento se estimulan las conexiones de numerosas regiones cerebrales involucradas en la emoción, el placer, la cognición y el movimiento.

Este video ilustra cómo funciona el cerebro cuando se implica en actividades musicales:

En este proceso participan las zonas más antiguas (cerebelo) y más recientes del cerebro (lóbulos frontales). El cerebelo es la parte más primitiva y participa en la motivación, recompensa, emoción y sincronización de los movimientos. Una de sus partes, la amígdala (glándula que desencadena la sensación de miedo), reduce la actividad. Los lóbulos frontales son el centro de las cogniciones más avanzadas del ser humano. Ambas estructuras se influyen mutuamente, ya que las conexiones fluyen en ambas direcciones. De este modo, se interconectan:

– La memoria de períodos emotivos de la vida

– Los sistemas de recompensa y de placer

– Los sistemas de control del impulso, la conducta autorreflexiva y la autoconciencia

Esto se debe a la neuroplasticidad, que es la capacidad de establecer nuevas conexiones y circuitos neuronales.

La actividad musical aumenta el volumen y la actividad del cuerpo calloso del cerebro, el puente entre los dos hemisferios, de manera que los mensajes se mueven por el cerebro con más velocidad y por más rutas. Esto permite resolver problemas de forma más creativa y rápida. Es la base del trabajo tanto en las Técnicas Activas como en las Receptivas (GIM, BMGIM) de Musicoterapia.

El siguiente documental muestra cómo el cerebro procesa la música y cómo la cultura da forma a nuestras preferencias musicales: