Todos los terapeutas conocemos el valor del SILENCIO en terapia. No hay dos silencios iguales. Los musicoterapeutas los usamos con diferentes objetivos, los provocamos, los exploramos, los evitamos a veces…

Me siento afortunada de haber vivido uno de los silencios más preciosos que un musicoterapeuta puede experimentar, sobre todo porque surgió del encuentro con futuras arteterapeutas que (en teoría!) no sabían de Musicoterapia. El domingo pasado impartí otro taller en METAFORA, centro de Posgrado y Master en Arteterapia, un taller sin instrumentos musicales, sin colores, sin pinturas, sin papel, solo la sensibilidad de cada una de ellas. Me conmovió su capacidad de contener desde el silencio todo lo que allí emergió, que fue mucho. Yo no lo habría hecho mejor.